miércoles, 11 de marzo de 2009

Hay que pasar el invierno

Al igual que el año pasado, y mostrando el lado más animal me voy preparando para hibernar. Una selección de varios textos para el deleite personal, otros para hacer trabajar mi cabeza y continuar buscando el sentido de todo esto hasta que llegue el día en que tenga esa revelación, ese momento exacto donde voy a entrar en llanto, un ataque de locura y tener mi gran respuesta para salvar a muchos de sus existencias pasivas. Hasta que me "ilumine" y ...(?).
Una trilogía de materias densas para algunos, de esas imposibles de hacer todas juntas, que me propuse cursar, rendir y aprobar.
Ropa comprada en la última liquidación que sirve para la próxima estación y para la que le sigue.
Habrá que seguir con la búsqueda del todo para no conformarse con la nada, una búsqueda pasiva pero ininterrumpida. Según el Manifiesto Hedonista de Michel Onfray, los solteros tienen dos opciones a saber: el nada, todo, nada ser individuos vacios que tienen como objetivo encontrar el todo, cada uno reconoce en el otro el todo hasta que se vuelve insoportable y, acaban nuevamente en la nada o; el nada, más, mucho el que también parte de la nada encuentra otra nada y juntos hacen más, cada uno crece como sujeto sin ser el objeto de la otra nada, como ese crecimiento es personal no vuelve a la nada, este más se convierte en mucho. Me parece. Así lo interpreto yo.
En síntesis y en palabras claras, el que pretende tomar como todo al otro, se queda sin vida propia y, el que toma al otro como compañero y no se abandona a sí mismo, crece y comparten sus vidas sin el riesgo de que se vuelva insoportable y se queden en bolas.
Igual hay algo de todo esto del hedonismo que no me termina de convencer, buscar el placer ok, estamos de acuerdo ahora, pensar en el displacer no me cabe tanto; es como pensar en el placer a largo plazo siempre y cuando no traiga consecuencias de displacer para ninguno de los involucrados. No esta bueno, es lo ideal pero solamente eso, el placer en el instante esta bueno y cuando no pensamos en lo que viene después, también. Al fin y al cabo algún loco ya lo dijo Todo placer quiere eternidad, al menos así lo pensaba Nietzsche, si yo pienso en el displacer dejará de ser eterno. Placer en sachet de leche, alegría en frasquitos de yogurth, felicidad en potecitos de postre para niños que son mínimos, el hedonismo entonces como fábrica de lácteos, el hedonista como consumidor que sabe que los lácteos hacen bien pero siempre hay que fijarse la fecha de vencimiento, sobretodo en los chinos que dicen que apagan las heladeras a la noche para no gastar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Piraste, te perdimos

Sir Nenon dijo...

En tanto y en cuanto la búsqueda sea el placer, vamos viento en popa, pero, digo, ¿Qué hay cuando un sujeto x busca el displacer? El dolor es parte de la condición humana, y el mero placer también. Sin embargo, el mero placer termina aburriendo mientras que el dolor puede ser detonante, ora de un libraco o un texto, ora de un suicidio al estilo cliché, ora de una adicción al sapolan ferrini de alto factor.
Concuerdo su postulación, mi estimada, la máxima mínima de un tal chancho económico: hay que pasar el invierno.
Por cierto, ya que esta nublado, ¿Tendrá el oriental némesis de Salubridad e Higiene de esos placeres en sachet? Digo, todos sabemos que son eximios en mandar una profecía en una galleta.
Abur