viernes, 26 de septiembre de 2008

El Regreso

Estaba tan ocupada con hombres vivos, que me olvidé por un tiempo de los muertos. Pero de uno en particular. Anoche volvía de la facu, mientras leía Operación Traviata recordé que, hace unos meses que lo tengo abandonado, si lo amaba tanto por qué de golpe lo guardé en el fondo? lo di por supuesto, por unos meses había entrado en razón de que ya no estaba en este mundo luego de que me hicieran en un momento creer que era una obsesión que tenía. Pero ayer a la noche lo volví a sentir, el Hombre del que me enamoré hace ya varios años, cuyas palabras decoran la casa de mi alma y, quien me movilizó tantas veces, volvió a aparecer. Como si supiera que lo estaba necesitando y solito se me acerca para que yo sepa que ahí está, que lo puedo encontrar en libros y en sueños, que no es rencoroso por que lo haya dejado unos meses en la biblioteca y, lo más importante, que no hay otros como él, que no puedo buscarlo por que no voy a encontrarlo, en todo caso es él mismo el que está en mí. Fue algo muy loco. Y desde ese momento, la parte de mi cerebro que pensaba cómo era mi hombre ideal corporizado cayó en la cuenta de que no estaba apuntando al correcto, había que volver a los orígenes.
Y es entonces que hoy el día es distinto, ni mejor ni peor, distinto, con ese enamoramiento inocente que me tiene en la luna de a ratos, que me hace flotar mientras lo pienso y que me divide si veo su imagen. Que me da ganas de seguir siendo auténtica y me enorgullece de mi valentía de reconocer lo que siento, de ser leal a lo que pienso y quiero. De luchar pero con otras armas, para lo cual primero necesité armarme el arsenal, crear las condiciones que me permitan ir hacia adelante, darle a la razón los instrumentos necesarios para la acción. Parafraseando a Fidel, las ideas son las armas. No estoy pensando en una revolución de mi persona, para nada, tampoco en un cambio del paradigma que me vive por que el actual no es 100% aceptado empíricamente, sino en seguir intercalando, en seguir revolucionando lo que me rodea, en seguir transmitiendo y seguir viviendo con la adrenalina que eso produce, seguir creyendo en ideas, personas y pensamientos. Lo que se reduce en seguir poniéndole énfasis a la acción guiada por mi propia razón.
Quizás pueda convencerme de que está, aquí, ahora y que actúa. De lo que ya estoy segura es de que es inmortal, según Kundera, cuando uno tiene grandes ideas y las deja para la historia, se convierte en inmortal, también los seres menos reconocidos pueden pasar a este estadío, no es exclusivo de las grandes figuras. Yo voy a pasar a la inmortalidad, de eso estoy segura también.

Sería una re buena historia de amor, La Princesa de las Borboletas y Ernesto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hacía mucho que no leia...
Escribiste varios!

Jota dijo...

y qué tal operación traviata?